lunes, 9 de junio de 2014

El Palacio de Diocleciano en Split

En el año 293 de nuestra era, el Emperador Dioclesiano mandó a construir un palacio en un lugar solitario de la costa de Croacia para disfrutar de sus últimos días allí una vez que abdicara, a principios del siglo IV. No se imaginaba entonces que su palacio sería luego el punto de arranque para el surgimiento de una ciudad, Split.
Ahora constituye el corazón de esta ciudad dálmata y llama la atención su buen estado de conservación. El hecho de que hoy todavía se mantenga en pie, y en buenas condiciones, se debe a que, hacia el siglo VII, los habitantes de la vecina Salona se refugiaron en el interior de sus murallas en su huída de los pueblos bárbaros que los invadían. Y, en vez de destruirlo, le supieron dar uso a este palacio romano, adaptándolo a sus necesidades y convirtiendo el mausoleo del Emperador en la Catedral de la ciudad.

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