Dubrovnik es una ciudad que lo tiene todo: historia, buena comida, playa, buen tiempo y fiesta. ¿Qué más se puede pedir? No me extraña que su apodo sea La perla del Adriático. Para mí, es una de las ciudades más bonitas en las que he estado. Y si vais ahí sabréis el por qué. Cuesta creer que en 1991 fuera bombardeada y casi destruida, ya que la han reconstruido a la perfección. La única pega que puedo encontrar a esta belleza de ciudad es que hay demasiada gente. Pero no se puede tener todo.
De esta región son originarios esos perritos con manchas y también las corbatas. Se empezaron a usar aquí porque las mujeres se las daban a sus enamorados cuando se iban a la guerra, para que tuvieran algo de ellas. En un principio eran pañuelos atados al cuello de los guerreros, pero más tarde pasaron a tener la forma que hoy todos conocemos. Curioso ¿verdad?
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