Amanece en Rijeka y lo primero que hacemos es asomarnos a la ventana para ver como se ha levantado el día. Tenemos previsto un día de playa, y parece que la climatología nos acompaña.
Esta vez no hay que hacer maletas, es la primera vez desde que llegamos a Croacia, que pasamos dos noches seguidas en la misma ciudad, y la verdad, se agradece!!!.
Preparamos la mochila y ponemos rumbo a la isla de Krk, que se encuentra a 55km aproximadamente. El camino es por carreteras de montaña y el acceso a la isla es por un puente, de peaje por supuesto. El paisaje durante el recorrido merece mucho la pena, acantilados, ciudades portuarias, golfos que se adentran en el terreno, y mucho más son los compañeros de viaje.
La primera parada, ya en la isla, la hacemos en Malinska, un pueblo pequeñito, donde vemos la iglesia de San Apolinar.
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